martes, 15 de enero de 2008

POLITICA NACIONAL: LA IGLESIA POLITIZADA

Os dejo con el último post acerca de la Iglesia metida en la política hasta la médula. No puedo daros el enlace porque desconozco a su autor, aunque merece la pena leer lo que piensa. Trataré de no volver a copiar más post de tipo "eclesiástico" si éstos dejan la política a los profesionales y ellos se dedican a salvar almas, su misión en este mundo.

1) La Iglesia Católica ha preferido la calle en lugar del púlpito porque éste no les ofrece ya la audiencia que necesitan para llevar adelante sus proyectos integristas. A las iglesias ya no va ni DIOS, sólo cuatro ancianos y tres jóvenes despistados dogmatizados por su familia.

2) A pesar de las graníticas, intolerantes y demagógicas acusaciones lanzadas por los oradores episcopales, las leyes sobre el divorcio, el matrimonio civil -heterosexual u homosexual- o el aborto responden a la necesidad de regular situaciones que se producen en una sociedad abierta y democrática. La insistencia en que sólo existe un tipo de familia reconocible y defendible es un comportamiento teocrático y que demuestra el poco respeto a la independencia del poder civil o laico frente a las férreas posiciones de una confesión religiosa, muy respetables siempre que no traten de imponerse a todos.

3) Decir que el gobierno socialista, por muy de izquierdas o progresista que se defina, "trabaja para atacar a la familia", mediante leyes "contrarias a la ley natural y divina", que ello supone una "marcha atrás de los Derechos Humanos" y que “el laicismo imperante” conduce “irremediablemente” a “la destrucción de la democracia” es un insulto a la inteligencia, una falacia sin fundamento y un intento de manipular las ya de por si manipuladas mentes conservadoras. NADIE ataca a la familia, y su crisis, de existir, se debería más a la estrechez de miras con que sus autocalificados defensores se han empeñado en negar que la sociedad evoluciona y acepta otras formas de convivencia basadas en principios de afectividad y respeto que la propia Iglesia dice defender.

4) El encuentro del pasado mes tuvo las características de un acto político. La obsesión persecutoria, el discurso victimista, la repetición de eslóganes apocalípticos y al ofuscada acusación al Gobierno de todos los males que aquejan a la Iglesia, confirman que fue un mitin electoral encubierto. Sólo les faltó pedir de forma explícita el voto al PP.

5) No es la primera legislatura, desde la muerte del dictador Franco, que los obispos salen a la calle o alzan su voz contra el Gobierno. Pero nunca lo habían hecho con tanto estruendo y frecuencia. La concentración surge, además, sin motivo aparente. Es más, en los últimos meses ha mejorado, con sorprendente generosidad, el sistema de financiación de la Iglesia Católica mediante los impuestos de todos los españoles y el Gobierno se muestra flexible en otros temas como la impartación de EpC en centros concertados con la Iglesia.

6) Los obispos se irritan por la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo; porque se agilizan -y se abaratan, se supone- los trámites del divorcio; porque se permite investigar con embriones con fines terapéuticos, y sobre todo, porque se diga que debería reformarse la ley que despenaliza el aborto y generalizar los métodos anticonceptivos. Es decir, están en contra de que se cumpla con lo que, parafraseando al expresidente Suárez, debe hacer un Gobierno legítimo: elevar a categoría de legal lo que ya es en la calle normal, incluso para millones de católicos.

7) Los obispos superarán los cambios, pero necesitarán años. Y no exigirán a un hipotético Gobierno del PP que derogue la legislación que tanto disgusta ahora. No lo hicieron cuando gobernó, durante 8 largos años, José María Aznar, católico confeso.

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