Mañana de Marzo. Una mañana más. Una noche menos. Suena el despertador. Es la hora de levantarse y regresar a la monotonía del trabajo diario. No me apetece levantarme, me envuelve una repentina pereza al girarme hacia ti y contemplarte en tu profundo sueño. Sigues estando ahí, como cada día y cada noche de todos estos años de vidas compartidas. Quiero darte un beso de gratitud, pienso en acurrucarme junto a ti, abrazarte y olvidarme de la cotidianidad del trabajo, pero me detiene un débil movimiento tuyo; no, no quiero despertarte, prefiero sentir tu acompasado respirar y la tranquilidad con que te presentas ante mis ojos. No es justo, no puedo dejarme llevar por ese impulso de besarte y provocar que ese profundo sueño desaparezca y solo para llevarte a la realidad del nuevo día. Me enternezco con tu imagen mientras duermes, me felicito por mi suerte al conocerte y me lanzo a la vivencia del nuevo día con la esperanza de soñar una noche más a tu lado y …..
¡contemplarte a la mañana siguiente cuando duermes!.
sábado, 29 de marzo de 2008
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