viernes, 25 de septiembre de 2009

"SER DE PALABRAS" (A José-Mª Valverde de Angel Campos Pámpano)

José María Valverde -el discípulo de Antonio Machado, como querían que le recordasen- murió en Barcelona poco antes del verano. Con él desaparece la sabia hondura de un maestro, de un hombre bueno, de un ser comprometido con la palabra y con su tiempo, "un hombre -escribió Aranguren- que fiel a sí mismo, está siempre en "despedida" y "espera", traspasando todos los "umbrales", manteniendo una actitud de nueva izquierda que no sabemos cuándo advendrá. De la poesía a la teoría, de la estética a la política, sin dejarse nada atrás".

Había nacido en Valencia de Alcántara en 1926. "Mi infancia, en realidad es madrileña. Sin embargo, soy extremeño por los dieciséis costados: mi bisabuelo Valverde tejía y vendía paños en Valencia de Alcántara; mi bisabuelo Fructuoso Pacheco, en Cáceres, era llamado "el Pantalonino", lo que sugiere que había dejado el calzón campesino por la prenda burguesa, pero yo soy "valentino" porque mi madre quiso llevarme a nacer junto a su madre. En 1935 estuve una temporada con los abuelos en Valencia de Alcántara -a mi abuelo, que no veía casi, le leía "El Sol". Luego volví algún tiempo, al final de la Guerra Civil- recuerdo que en casa se recibía el "Hoy". Tras una visita fugaz en 1974, Valverde acudió de nuevo a Extremadura hace tres años, invitado por el Aula Díaz-Canedo. Visitó su pueblo y se emocionó al recibir un tampón de caucho con su nombre, porque años antes el claustro de profesores había decidido poner su nombre al instituto de bachillerato.

José María Valverde, poeta, traductor, pensador y profesor de estética, ha sido de nuestros más grandes hombres de las letras de este siglo. Estudió Filosofía en Madrid, en cuya Universidad se doctoró con una tesis sobre la filosofía del lenguaje en Wihelm von Humbolt. Ese mismo año se casó con Pilar Gefaell, con la que tuvo cinco hijos. Entre 1950 y 1955, Valverde residió en Roma. Durante su estancia en Italia, nuestro escritor conoció a Benedetto Croce. A los 29 años obtiene la cátedra de Estética en la Universidad de Barcelona. De sus andaduras como profesor universitario nace un delicioso libro "La conquista del mundo" (1960) en el que "una voz de irónico tono académico repasa la historia universal, mientras otra voz cuenta anécdotas de la pequeña historia personal del profesor: el gato que vive entre los libros, las caras de los alumnos en el aula, el saludo zalamero del bedel...".

De su obra crítica merecen destacarse Estudios sobre la palabra poética, Humboldt y la filosofía del lenguaje, Historia de la literatura universal, Cartas a un cura escéptico en materia de arte moderno, Vida y muerte de las ideas: pequeñas historias del pensamiento, Diccionario de estética o sus monografías sobre Azorín, Antonio Machado, Joyce o Nietzsche. Entre sus numerosos artículos, algunos de los más recientes son de temática estrictamente política, frente al "nuevo orden". El compromiso intelectual de José M.ª Valverde es quizás lo que de un modo más radical lo define: su compromiso social y político, en las antípodas de lo que hoy se conoce como un "intelectual liberal", marcó todo su vida: cristiano, antifranquista, apoyó la causa popular en Centroamérica (Cuba y el sandinismo), etcétera. Aún recuerdo, cuando preparaba el monográfico que en su día le dedicaron el diario "Hoy" y la Asociación de Escritores Extremeños, su insistencia en que se reprodujeran tres de las fotografías que me envió: la de su boda, y otras dos en las que aparecía junto a Fidel Castro y Daniel Castro y Daniel Ortega.

Me viene también a la memoria la pasión con la que le hablaba a sus alumnos de Badajoz -hace unos años, en el Aula Díez-Canedo, de la causa sandinista. En 1965, su compromiso político -y también estético- le lleva a renunciar a su cátedra universitaria, en solidaridad con los profesores Tierno Galván, Aranguren y García Calvo, expulsados de la universidad de Madrid por las autoridades académicas franquistas. Se le atribuye una frase ya célebre, escrita en la pizarra a modo de despedida: "Nulla aesthetica sine ethica. Ergo apaga y vámonos."

Desde 1968 a 1977, Valverde fue profesor de literaturas hispánicas y comparada, primero en una universidad de Estados Unidos y más tarde en Canadá, en la universidad de Trent. Antes de regresar a España, en 1971 se publica Enseñanzas de la edad (Poesía 1945-1970), un volumen que recogía sus seis primeros libros de poemas. Primero fue el poeta. Hace ya casi veinticinco años, en mi pueblo, cercano al suyo (por entonces había algunos libros en la imprenta de la calle Larga) compré aquel volumen de Barral editores, uno de los primeros libros de poesía que adquirí con mi dinero. Más tarde, en Salamanca, un librero me "prestó" el magnífico Ulises de Joyce, digo de Valverde. Vinieron después sus versiones de Rilke, Eliot, Hölderlin (En 1991, José M.ª Valverde recibió el Premio Nacional a la labor de toda una vida de traductor) y su emblemático ensayo sobre Antonio Machado, era el año 1975 y el libro venía a conmemorar el centenario del poeta sevillano.

Desde entonces me cuento entre los admiradores de este gran hombre de las letras, de este gran maestro con el que pude compartir en Badajoz, hace unos años, un par de días inolvidables.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran figura hijo de nuestro pueblo y del que creo no se ha dado la merecida importancia que debiera. Solo una pregunta: ¿Tenemos una calle con su nombre?

Anónimo dijo...

Al menos el instituto lleva su nombre...

Anónimo dijo...

Eso si es verdad, aunque se de buena gana que ni los alumnos ni muchos profesores no saben ni quién fue, ni qué hizo...lo primero que tenia que hacer el ayuntamiento es comprar las Obras Completas de Valverde, que no están en la Biblioteca, y eso es una verguenza.

Nexo dijo...

Anonimo anterior, suscribo tus palabras. Valverde se merece que los valencianos al menos tengamos su obra a nuestra disposicion (no funciona la tilde) :-(